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Berlín es una ciudad creativa. Bien se lo podría decir sólo con mirar sus calles, sus veredas y sus casas. Con repasar su historia. Con respirar su aire cosmopolita. O, claro, con revisar la lista de ciudades creativas de la Unesco. Es que lo que digo no es solo una percepción mía, sino un hecho. En noviembre de 2005, la capital alemana obtuvo este reconocimiento oficial y pasó a ser parte de un exclusivo club de ciudades, integrado únicamente por 28 urbes en todo el mundo.

El objetivo de la Unesco al dar esta designación a Berlín era hacer que esta metrópoli practique el concepto de “turismo creativo”. ¿Qué es? Pues, según la organización, es una nueva generación del turismo. “El turismo creativo involucra mucha interacción, en la que el visitante establece un vínculo educativo, emocional, social y participativo con el lugar. Es vivir la cultura y a la gente que reside ahí, sentirse como un ciudadano más”.

Dentro de la red de ciudades creativas hay siete grupos en que se subdividen: literatura, cine, música, arte popular, diseño, arte digital y gastronomía. ¿Adivinan a cuál pertenece Berlín? Pues si recuerdan la historia de la Escuela Bauhaus, es fácil decirlo: diseño. Y es que, a decir de la Unesco, Berlín ha realizado excepcionales logros sociales, económicos y culturales en el campo del diseño. Encrucijada de múltiples historias y corrientes, la tradición del diseño de Berlín y la creación contemporánea han influido diversos movimientos a nivel nacional e internacional.
 

Fuente: sitographics.com